Hace cuatro años, en 2008, el que escribe estas palabras se jugó mil euros con un amigo a que España ganaba la Eurocopa. Algo sin ser serio, una frase que demostraba la poca fe de un país en su combinado nacional. Cuatro años después, la selección y ese grupo humano que la compone se han convertido en el mejor combinado nacional de la historia. La selección ha conseguido triunfar el triplete que nadie consiguió; Eurocopa-Mundial-Eurocopa. La hazaña de los nuestros es más épica si destacamos algo que a veces olvidamos; llevan 4 años en la cima del fútbol mundial y a ninguno se le ha subido a la cabeza. Quizás esa sea la clave del éxito de este equipo; la humildad, el trabajo y el respeto por una idea que trajo Luis Aragonés y a la que Del Bosque ha sabido cuidar. La última euro, la de este año, fue igual de diíficil que los otros dos entorchados anteriores.
Y más porque todo comenzó con dudas. Con Villa lesionado, Llorente con molestias, Torres lejos de su mejor momento y un delantero que no encaja mucho en el toque como Negredo llegó la selección a Polonia. En la defensa, la supuesta mala relación entre Piqué y Ramos y la debilidad de Arbeloa en el lateral parecían los grandes problemas. En el medio, el único problema es el exceso de calidad de este equipo. De este modo, España llegó a su primer partido en Gdansk con dudas arriba. ¿Jugar con Torres? ¿Jugar con Negredo? ¿Jugar sin delantero?
En frente, un equipo al que España nunca había ganado en competición oficial; Italia. Del Bosque sorprendió a todos jugando sin ningún 9 y alineando a Cesc en la posición de falso delantero. El experimento no funcionó de primeras; la buena presión italiana y la disposición de los chicos de Prandelli provocaron que los transalpinos se adelantasen en el marcador en la segunda parte. A los 6 minutos del mazazo, Cesc respondió a la confianza del seleccionador para meter el gol del empate. En el minuto 80, Del Bosque sacó a Torres, que tuvo el balón de la victoria en sus botas pero se le fue alto. 1-1 y mas dudas. La prensa se cebó con el equipo y con el seleccionador.
El grupo decidió aislarse y encarar el segundo partido frente a Irlanda. El equipo del trébol entrenado por Trappatoni planteó un auténtico autobús delante de la portería, pero aún así, la calidad de los nuestros despejó las dudas y la defensa irlandesa. Esta vez jugando con 9 y con Torres de titular. El de Fuenlabrada no defraudó y a los 3 minutos ya adelantó a España en el marcador. Mas tarde en la segunda parte, Silva y Torres de nuevo mataron a Irlanda y Del Bosque decidió volver al sistema de falso 9 con Cesc. El catalán marcó un golazo y en su celebración se reivindicó.
Así, España llegaba al último partido dependiendo de sí misma. Si ganaba a Croacia pasaba primera, si perdía se iba para casa y si empataban a 1 ambos combinados... Los italianos caerían eliminados sin poder hacer nada y Croacia y España pasarían como primera y segunda. Algo que los italianos llaman "Biscotto" y que no se produjó. España jugó con fuego frente a los de Bilic y ganó por 0-1. A pesar de la victoria, se puede decir que los croatas anularon a "La Roja". Xavi e Iniesta no jugaron como habituan debido a la presión que ejercieron sobre ellos y eso asfixió al equipo. Modric de cabeza tuvó en el 70 el 1-0 para mandarnos a casa, pero Casillas se volvió a disfrazar de Santo para salvar al equipo. A España el 0-0 le valía, a los croatas no y se volcaron arriba aún más. Mandzukic tuvo varías de cabeza pero Casillas y la falta de acierto provocaron que ya en el 88´y para evitar unos últimos minutos de hubiesen sido de infarto Navas finiquitase el encuentro. El sevillano empujó el balón tras una asistencia de Iniesta. Dudas fuera y a cuartos como primeros.
En la ronda maldita por antonomasia para España, esperaba otro equipo que siempre se nos ha dado mal; Francia. El equipo de Blanc asustaba; buenos jugadores en buena forma como Ribery y Benzema hacían que muchos españoles temiesen tiempos pasados como los del mundial 06. La realidad fue completamente diferente a aquel fatídico partido de Gelsenkirchen; en Gdansk España se paseó ante Francia. Dominó de principio a fin jugando a lo que sabe; tocar, tocar, tocar. La presión al balón anuló cualquier atisbo de peligro francés; ni un tiro a puerta galo en 90 minutos. Una figura emergió sobre todos en este partido; Xabi Alonso. El tolosarra comandó cual mariscal el centro del campo y para colmo fue el bigoleador de la noche al meter los dos goles del 2-0 que brilló en el marcador al final del partido. Las dudas se alejaron para siempre, España llegaba al tramo final mas fuerte que nunca y en semifinales esperaba Portugal.
Los lusos llegaban a la semifinal tras demostrar que podían brillar en un gran torneo. Con Ronaldo a la cabeza, un equipo individualmente fantástico, con un físico superior y en un gran momento de forma se plantaron en semifinales. A su vez les movía el ansía de venganza tras la eliminación del Mundial 2010, donde un gol de Villa desató los fados en el país vecino. España se encontró en este partido con uno de los rivales que mas odia; Físico, duro, y defensivo. Portugal tenía la premisa clara de no encajar un gol. Preferían dirimir el partido en penaltis a un enfrentamiento abierto con España, donde sus opciones bajaban. La Roja jugó un partido gris, en un encuentro que podría entrar en la lista de partidos mas aburridos de la historia.
La historia se decidiría en los penaltis. Alonso, todo un seguro de vida en la especialidad marró el primero. Entonces, el santo Iker se volvió a poner las alas para parar el penalti de Moutinho y hacer como que no había pasado nada. Iniesta y Pepe convirtieron los suyos, como también lo hicieron Piqué y Nani.
En el cuarto turno dos acontecimientos marcaron la tanda. Ramos tiene que tirar para España con los fantasmas de su fallo ante el Bayern en la Champions en la cabeza. El sevillano no se amilanó y decidió hacer algo a la altura de su genio; tirarlo a lo Panenka. El estilo funcionó y Rui Patricio vió como el balón entraba en su porteria.
Por Portugal lanzaba Bruno Alves. Un defensa tosco y duro que lanzó de la misma forma; tosca y dura, confiando mas en la potencia que en la colocación. Y esta última le falló, balón al larguero y ventaja para España. Como hace 4 años frente a Italia, Cesc tendría el balón de la victoria. Y con suspense, tras dar en el palo, el balón consiguió entrar. Victoria, y primer plano de Ronaldo clamando "que injusticia". Los penaltis dirimieron que España jugaría frente a Italia por el trono europeo
En la final, Del Bosque volvió a confiar en el 9 falso a pesar del mal resultado que le dio en el partido inaugural. Pero el partido no fue el mismo; España aprendió de sus errores frente a los transalpinos y la final no tuvo color, bueno sí, color rojo. La selección dominó el partido y metió la mayor goleada en una final de la historia; 4-0. Silva, Jordi Alba, Torres y Mata fueron los goleadores.
Ellos y el resto del equipo consiguieron una vez más que España se olvidase de los tiempos duros que corren, de que la gente saliese a la calle a celebrar y que por varias noches se acostasen felices. Por su humanidad, por su éxito y por alegrar y unir a un país entero, sin duda, merecen entrar en los mejores momentos del 2012.
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