Rafa afrontó el 2011 como número uno del mundo tras ganar Roland Garros por quinta vez, Wimbledon por segunda vez y completar el Grand Slam (Ganar los cuatro grandes torneos) al vencer en el US Open de 2010. Con Federer en decadencia parecía que la época de dominio de Nadal iba a comenzar. Pero una bestia llamada Novak Djokovic le apartó de la cumbre ganándole todas las finales que disputaron ese año y dejando la moral del de Manacor por los suelos. Nadal sólo pudo ganar "su" torneo; Roland Garros, por sexta vez.
De este modo Nadal afrontaba 2012 repleto de motivación. Vengarse y recuperar su cetro en lo más alto del tenis mundial. La cosa no empezó del todo bien y en el Open de Australia Djokovic le apeó del triunfo en una final agónica. Lejos de amilanarse Nadal y su entrenador y tío Toni decidieron focalizar sus esfuerzos hacía Roland Garros. Conseguir el séptimo torneo parisino significaría entrar en la historia.
Así, el número dos del mundo afrontó la temporada de tierra batida a tope de fuerzas. El primer torneo fue Montecarlo, pista donde Nadal no ha perdido nunca. Rafa conquistó su octavo entorchado monegasco al eliminar a Nieminen, Kukushkin, Wawrinka y Simon. En la final se enfrentó a su máximo enemigo; Novak Djokovic al que venció fácilmente en dos sets. Nadal volvía a la tierra y volvía por donde habituaba.
En el Masters 1000 de Madrid cae en tercera ronda ante Verdasco en un torneo que no sirve como vara de medir debido a la pista especial de arcilla azul que la organización decidió utilizar. Pista criticada por la trinidad de grandes raquetas del tenis; Federer, Nadal y Djokovic a los que no convenció para nada la pista. En Roma volvería a conquistar el torneo de la ciudad eterna dejando claro su dominio en la arcilla, en la final derrotó a Federer, que se clasificó para la final tras vencer a Djokovic en un épico partido. Nadal dejó claro que en tierra batida no había quien pudiese con él.
Nadal y su descontento con la tierra azul de Madrid
De este modo, Nadal llegó a las dos semanas de París dejando claro que el mejor tenista de la historia sobre tierra estaba ahí y que nadie le iba a quitar ese trono. Comenzó la ronda gala venciendo sin problemas a Bolleli, a Istomin, Schwank y a Juán Mónaco. No cedió ningún set en estos enfrentamientos.
En cuartos el rival a priori era más duro que los anteriores. Nicolás Almagro. El murciano cuajó un brillante Roland Garros y su saque y su revés iban a poner a prueba a Nadal. El primer set demostró que no iba a ser un paseo y se decidió en el tie break a favor de Nadal. En los dos siguientes sets el manacorí desató su furia y arrolló a Almagro dejando el partido en 6-2, 6-3.
Las semifinales depararon otro enfrentamiento español. Esta vez entre Nadal y Ferrer. El de Jávea quería demostrar que podía llegar y ganar un Grand Slam pero Nadal no le dejó opción ni siquiera a soñar con ello. 6-2, 6-2, 6-1. Paliza y Nadal clasificado para la final.
El contrario para la final sería de nuevo Djokovic. Los enfrentamientos en finales entre ambos son ya clásicos del tenis, pero en las finales de Grand Slam Nadal solo había podido ganar una al serbio en 2010 en Wimbledon, cuando Nole todavía no era una gran estrella. De este modo la duda y la incertidumbre se cernían sobre el partido. El domingo Nadal comenzó el partido como un auténtico relámpago 6-4 en el primer set, 6-3 en el segundo y 2-0 en el tercero. Con break en el set definitivo todo parecía indicar que Nole no iba a poder completar el Grand Slam venciendo en Roland Garros, por lo menos ese año no.
Pero entonces apareció la lluvía, para añadir mas épica a la situación. La arcilla se ablandó y este factor hacía que las bolas con efecto de Nadal quedasen a la altura perfecta para el martillo del serbio. Además con las bolas absorbiendo agua aumentaban su peso lo que provocaba que las bolas de Djokovic fuesen aún más letales. De este modo del 2-0 en el tercero pasamos a un 0-2 en el cuarto set y con la tercera manga a pérdida por Rafa. Con la pista impracticable se decidió pasar la final al lunes. 24 horas de tregua, 24 horas de tensión, dudas, pensamientos que podían afectar al rey de la tierra.
Ya en lunes, con el sol luciendo en París la pista Philippe Chatrier vio como Nadal en condiciones normales en tierra no tiene rival. Nadal levantó el break del serbio y se dirigía hacía la victoria cuando los nubarrones volvieron a aparecer por el cielo de la ciudad de la Luz. Con 5-4 y saque para Djokovic, la lluvia lo para todo durante 10 minutos. En el regreso Nole aguanta su servicio, 5-5, todo igualado.
Nadal quería terminar rápido el asunto, no le interesaba un quinto set con la pista húmeda y pesada. Nole se agarraba a ello como clavo ardiendo, sabiendo que ahí estaba su oportunidad de Grand Slam. Con 6-5 a favor de Nadal y saque para el Serbio, el público de Paris animaba a Djokovic deseosos de ver más tenis. Pero Nadal no lo permitió.
Con bola de partido para el de Mánacor, Djokovic cometió una doble falta que desató las lágrimas de Nadal y su familia. Era el más grande de la tierra batida superando los seis Roland Garros de Börg. Apartaba sus fantasmas y volvía a demostrar que puede ganar a cualquiera. Si a esto le añadimos el conocimiento de que Nadal jugó con la rodilla maltrecha la épica aumenta. Esa rodilla que sufre el síndrome de Hoffa le apartó este año de la competición a partir de Wimbledon. La última victoria hasta ahora de Nadal es uno de los momentos de 2012.
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